Real Zaragoza 2 – 2 SD Éibar | Crónica

Real Zaragoza 2 – 2 SD Éibar | Crónica

Elijo la locura

El Real Zaragoza se ha convertido en un maremoto de emociones descontroladas, en un vendaval de sensaciones invertebradas, en un seísmo constructor de corazones desbocados. Ayer La Basílica se pareció más al Vesubio en plena erupción que a un estadio de fútbol al uso en el que los cuerpos y almas de su hinchada mostraron la cara oculta de la pasión cuando Poussin logró el 2-2 en el minuto 93. Poussin, ese chico alejado de toda norma, enemigo de la ortodoxia, capaz de doblarle la razón al zaragocismo con sus equivocaciones y regalarle poco después un instante de paroxismo inigualable con su inesperado gol de cabeza.

Repitió alineación el Real Zaragoza. Gabi no se plegó al equipo visitante y eligió a los mismos que salieron de inicio una semana antes para plantarle cara al redivivo Eibar. El equipo vasco llegaba a la Romareda con una mochila de varios partidos sin perder, una vez que cambió de entrenador hace unas semanas, pero eso no fue obstáculo para que el equipo aragonés diseñase un plan que le dio resultado durante media hora.

El partido pintaba blanquillo, como era el deseo de todos, y en casi treinta minutos el balón circuló en todo momento con el viento a favor para los de casa. Tranquilos, seguros y dominadores, los chicos del león manejaron bien los tiempos y los espacios. Supieron achicar las líneas de pase, apretar al rival en su salida del balón y generar un perfume de victoria posible, pues cuando el balón caía en sus botas nacía la sensación de que algo podía ocurrir.

Pudo ocurrir en el minuto 5, cuando Adu Ares lo intentó en un zigzag lateral con chut que rebotó en un contrario y el rechace lo desaprovechó Guti con un chut fuera. Pudo suceder dos minutos después, cuando Arriaga remató de cabeza una falta de Aketxe. Y pudo darse a lo largo de los minutos siguientes cuando la defensa eibarresa no acertaba a salir con solvencia cuando el balón estaba en sus pies. Todo apuntaba a un horizonte favorable. Pero esto es fútbol, un deporte sinvergüenza que no siempre se arrima a quien hace más méritos. Fue el caso.

En la banda derecha se ubicó una tarde más Francho, pero el capitán zaragocista, el campeón de la rasmia, vio ayer cómo el lateral rival, Cristian Gutiérrez le ganaba por dos veces la espalda y creaba las dos situaciones que se convirtieron en gol sin que aún no entendamos cómo.

El primero no tiene perdón. El centro lateral que nació en una prolongación en ataque ordinaria y nada especial lo gestionó Poussin como un aprendiz sin aptitudes. Su rechace de puños a ras de suelo, innecesario y torpe, sirvió para que Bautista hiciera el 0-1. ¡Como para no! Esos regalos se aceptan y se agradecen con un audio y tres emoticonos. Pero eso no iba a ser todo. Dos minutos después, cuando la grada aún se estaba recuperando de la tontada de Gaëtan, de nuevo Cristian recibió en el lateral izquierdo; de nuevo Francho llegó tarde y de nuevo el centro llegó a Bautista. En esta ocasión su disparo, modorro y desustanciao, acabó en la mítica red de la portería “de la Feria de Muestras” sin que Poussin pudiera evitarlo.

La afición zaragocista no daba crédito. Se apagaron las voces durante unos minutos y esa desconexión propició que los jugadores entrasen en Territorio Torpeza, por donde deambularon durante varios minutos. Hasta el descanso no hubo forma de detener las bufadas de viento diagonal que gobernaron las acciones del Zaragoza, especialmente las de algunos jugadores.

En la caseta pasaron cosas, seguro, y ello dio como resultado que Gabi cambiase tres jugadores de una tacada. Ares, Aketxe y Clemente se fueron a la ducha y dejaron su sitio a Pau Sans, Liso y Tasende. “Vamos con todo”, nos dijo a los más de veinte mil zaragocistas que suspiramos al recibir el mensaje, al igual que harían los que en sus casas y sus peñas esperaban una reacción suficiente para arreglar aquel chandrío.

La segunda parte comenzó con ruido de motores y olor a ruedas quemadas. Pau Sans fue el primer protagonista de la esperada activación. Su banda aceptó sus carreras y sus gambeteos con ganas, aunque ninguna de ellas llegó a acercarse a la dimensión de ocasión de gol. Por el contrario, una vez se esbafó el ímpetu zaragocista, el Eibar se asomó al balcón de Poussin. Debieron pensar que no hay dos sin tres y que, quién sabe, a lo mejor se daba la tercera para cerrar la tarde.

Pudo ocurrir si Bautista y Pererira hubieran culminado una buena jugada que acabó con disparo fuera del segundo. Fue un susto que provocó que la afición encendiese la energía necesaria para encorachar a los suyos. No dio resultado inmediato, al tiempo que el equipo sufría un duro revés con la lesión de Arriaga, que tuvo que retirarse cojeando, lo que generó cierta preocupación. A ello se sumó la errada de Soberón tras jugada de Bazdar, en una nueva prueba de la falta de finura rematadora que arrastran los delanteros blanquillos, muy entregados pero poco acertados.

El partido entró en un período de nervios extremos e incertidumbre herrumbrosa, de esa que te entenalla y no te deja liberar tu talento. Sin embargo, hay un algo en este equipo que nos acerca a la fe, a la confianza en que se puede dar lo que la esperanza nos niega. Ese algo es una capacidad de ronroniar que se ha instalado en el alma del equipo y que le ayuda a conseguir logros donde antes había vacío.

En el minuto 72 una falta sacada con picardía por Toni Moya y repicada con talento por Pau Sans llegó a Francho, quien desde su lateral le puso un magnífico balón a Jair, superando a toda la defensa del Eibar. El remate del caboverdiano, sensacional, significó el 1-2. Aquello fue como un interruptor que activó todos los reactores nucleares de esa central de zaragocismo irredento que es la vieja Romareda.

Entró Dani Gómez por Soberón, algo desfilochao, buscando las grietas por las que colarse y atravesar la superpoblada defensa armera, que hizo así honor a su sobrenombre. Seis defensas y cuatro semidefensas. En total, diez tipos por delante de Magunagoitia dispuestos a defender los tres puntos logrados de un modo muy poco honorable pero absolutamente legítimo. ¿Había plan para lograr el empate? Más o menos. En todo caso, la idea pasaba por bombear sangre desde los veinte mil corazones que empentaron a su equipo hacia la orilla del gol. Y este llegó.

Corría, velozmente, el minuto 93. Una jugada de Pau Sans, bullidor y eléctrico toda la tarde, acabó en córner. Gabi le gritó a Poussin que subiera a rematar. Toni Moya, activador del equipo desde su entrada por Arriaga, se dispuso a sacarlo. En el área, un fizal de jugadores pugnaban por encontrar un sitio desde el que atacar el balón que el extremeño puso en juego. Pudo pasar cualquier cosa pero lo que ocurrió fue que el tiempo pareció detenerse modo “Oliver y Benji”. Y sucedió que mientras todos los jugadores vestidos de blanco y verde veían el cuero pasar por encima de sus cabezas un proyectil enfundado en un uniforme azul claro impactó con él para enviarlo al fondo de la red del Eibar.

Explosión unánime, un grito al unísono rasgó el cielo zaragozano para enviarle al Moncayo, al Pirineo, a las sierras del Maestrazgo, al Ebro y a los fértiles desiertos aragoneses un mensaje de futuro. Esta travesía va a ser larga y dolorosa, vamos a encontrarnos muchos enemigos dispuestos a negarnos el sí, los caminos se volverán abismos y acantilados inexpugnables, pero hoy por hoy, hay vida.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Poussin; Francho, Vital, Jair Jr, E. Clemente (Tasende, 46′); Arriaga (Toni Moya, 66′), Raúl Guti, Aketxe (Pau Sans, 46′), Adu Ares (Liso, 46′); Samed, M. Soberón (Dani Gómez, 79′).

SD Éibar:
Magunagoitia; Cubero, Comas (Arambarri, 66′), Arbilla, Cristian; Peru, Sergio Álvarez, Puertas (Chema, 82′), Xeber (Javi Martínez, 74′); Bautista (Jorge Pascual, 82′), Matheus (Arrillaga, 74′).

Goles:
0-1, Min.30, Bautista; 0-2, Min.33, Bautista; 1-2, Min.73, Jair Jr; 2-2, Min.90, Poussin.

Árbitro: Sr.Guzmán Mansilla. Amonestó a Arriaga y Tasende por parte local y Arbilla y Peru por parte visitante.

Incidencias:
Partido de la Jornada 35 de LaLiga Hypermotion 2024-25 disputado en la Romareda, con 20.500 espectadores.

Puntuaciones

Poussin: 4. ¿Qué hacemos contigo, Gaë?
Francho: 3. Lo volvió a dar todo. Los goles llegaron por su casa, pero también dio el primero.
Vital: 2. Dubitativo en la posición y frágil en el corte.
Jair: 4. Cumplió muy bien defensa y volvió a golear.
Clemente: 2. Tuvo muchas dificultades en su lateral. Inexacto.
Arriaga: 3. Encontró la duda en algunas acciones. Bien por alto.
Guti: 2. Se olvidó la brújula en algunos momentos.
Aketexe: 1. Desorientado y poco participativo.
Ares: 1. Volvió a ser el Adu incierto y atropellado.
Bazdar: 2. Lo trabajó todo, pero le puede la ansiedad.
Soberón: 1. No encuentra el pasillo al gol y eso le molesta.
Pau Sans: 3. Vertical y osado, desniveló a la defensa.
Liso: 2. No finalizó sus incursiones, pero aportó profundidad.
Tasende: 3. Muy profundo en su banda, actualizó registros ofensivos.
Toni Moya: 4. Participó en los dos goles y agitó el motor del equipo.
Dani Gómez: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.